Magos, amantes y ladrones by Nora Roberts

Magos, amantes y ladrones by Nora Roberts

autor:Nora Roberts [Roberts, Nora]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 1992-01-01T05:00:00+00:00


18

Finalmente lo entendió. Luke pasó un par de días y un número igual de noches en vela, pero finalmente lo entendió.

Ella se proponía volverlo loco.

Era la única explicación razonable para la conducta de Roxanne. No era que le sonriera tan seguido, sino la forma en que le sonreía. Con esa luz extrañamente femenina en sus ojos, mezcla de invitación, desafío y diversión.

En justicia no podía culparla por el hecho de que no pasaba un día sin que ella le diera uno de esos besos etéreos que lo enloquecían tanto.

Todavía estaban amarrados en la ciudad de Quebec. Desde la barandilla de lo alto podía ver hermosas colinas, calles empinadas, la elegancia de Château Fontenac. Había sido divertido recorrer con ella la ciudad vieja, oírla reír, ver cómo sus ojos se encendían.

No sabía cómo haría para mantener esa actitud fraternal durante las siguientes cinco semanas.

Se giró. La mayoría de las tumbonas de cubierta estaban vacías. Como no zarparían hasta las siete de la tarde, muchos de los pasajeros se quedarían en tierra hasta último momento. Los que preferían descansar a bordo se encontraban dos cubiertas más abajo, disfrutando de los deliciosos bollos que se servían con el té.

Pero Roxanne estaba allí, tendida en una tumbona, los ojos ocultos tras un par de gafas de sol, un libro en las manos, y un biquini insoportablemente escueto que le cubría solo lo indispensable para no contravenir la ley.

Luke maldijo entre dientes antes de acercarse a ella.

Roxanne sabía que él estaba allí, lo supo desde el momento en que él apareció por la escalera y se dirigió a la barandilla. Hacía cinco minutos que estaba en la misma página de la novela.

Pasó la página y extendió el brazo para tomar la gaseosa tibia que estaba en la mesa, a su lado.

—Te gusta vivir peligrosamente.

Ella levantó la vista, enarcó una ceja y se bajó apenas las gafas para mirar por encima de la montura.

—¿Te parece?

—Una pelirroja sentada al sol es una invitación a una quemadura feroz.

—No me quedaré mucho tiempo —dijo ella con una sonrisa y volvió a ponerse las gafas—. Además, acabo de pasarme una loción por el cuerpo —dijo, y con lentitud se pasó un dedo por el muslo brillante—. ¿Le diste a Lily el abanico de encaje que le compraste?

—Sí. —Para asegurarse de que sus manos no hacían ninguna locura, se las metió en los bolsillos—. Tenías razón. Le encantó.

—¿Has visto? Tienes que confiar en mí.

Ella se movió, apenas, pero Luke tuvo conciencia de cada músculo suyo, de cada detalle de su cuerpo.

Se merecía que la asesinaran.

—Jack quería saber si podías recibir esta noche a los nuevos pasajeros. Una de las chicas está en cama con un virus.

—Creo que podré hacerlo —respondió ella—. ¿Quieres probar? —Y le ofreció la Coca-Cola tibia—. Pareces acalorado.

—Estoy muy bien. —O lo estaría si lograra mover su pie, que parecía clavado sobre cubierta junto a la silla de Roxanne—. ¿No tendrías que entrar y prepararte?

—Tengo tiempo de sobra. ¿Puedo pedirte un favor? —Tomó el frasco de loción y se lo arrojó—.



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